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Uno de los productos indispensables en el tratamiento inicial de las baldosas hidráulicas es el tapaporos, un producto que comporta muchos beneficios, Dada la elevada porosidad que caracteriza a este tipo de pavimentos, conviene tratarlas adecuadamente para alargar su vida útil.
La baldosa hidráulica está formada esencialmente por cemento con pigmentos de color, los cuáles colorean la baldosa ofreciendo la gama de colores que podemos observar en multitud de pavimentos de estas características. La porosidad es una de las característica propias de este tipo de material, y por tanto es uno de los principales enemigos que debemos bloquear para que la baldosa se mantenga inalterable a los diferentes agentes externos que pueden alterar el color y el aspecto.
El tapaporos es una sustancia cuya principal propiedad es la de impermeabilizar la superficie de la baldosa. Es especialmente recomendable el uso del tapaporos tras su colocación, y sobretodo en ambientes propensos a la aparición de manchas de grasa y aceite, como por ejemplo en centros públicos como restaurantes o en las cocinas, aunque al ser un tratamiento de tipo preventivo, puede utilizarse para cualquier estancia.
Al aplicar el tapaporos en baldosas hidráulicas evitamos que la humedad deje manchas en la superficie de las baldosas, y que las manchas de grasa penetren, afeando su aspecto. Al cerrar los poros de la baldosa, la humedad no puede aflorar a la superficie, y las manchas no penetran en el interior de la baldosa, por tanto se crea una película que repele el líquido.
Se trata de uno de los tratamientos imprescindibles para garantizar un buen acabado, así como la completa protección de nuestro pavimento hidráulico
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