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Los panots son el tipo de baldosa hidráulica que se utiliza en las aceras de Barcelona. Su historia es fascinante porque se han convertido involuntariamente en uno de los emblemas de la ciudad condal.
Los panots están íntimamente relacionados con el desarrollo urbanístico del Eixample barcelonés. Tradicionalmente, para el pavimento de la ciudad se utilizaba la piedra de macadam. El problema que generaba es que, cuando llovia, se convertía en una superficie fangosa por su propia naturaleza. De hecho, se llegó a denominar Can Fanga a la ciudad. A partir de 1903, se planteó seriamente la necesidad de utilizar otro tipo de pavimento para Barcelona. No se podría entender su extensión sin la existencia de la arquitectura modernista y de ese tipo de material.
A partir de ese momento, el Ayuntamiento de Barcelona convocó un concurso público. De esta manera, se tomó una decisión para acabar de pavimentar la ciudad. La opción de los panots fue la elegida de entre las 5 que existían. El motivo que llevó a las autoridades a decantarse por este material fue fundamentalmente económico. Era la opción más barata de las que había y en 1907 se empezó a introducir en el pavimento de la ciudad. Ahora bien, ¿qué tipologías existen? Te lo explicamos mejor.
El panot tiene que cumplir con unas medidas estándar de un cuadrado 20×20 centímetros. Otro aspecto igualmente importante es que tiene que fabricarse con cemento Portland. La falta de empresas que lo fabricasen fue una de las dificultades iniciales para la extensión de esta tipología de baldosa. La principal diferencia suele estar, más bien, en el diseño que se imprime, que puede cambiar. En cualquier caso, es importante decir que las puedes encontrar en casi cualquier zona de la ciudad.
Estos son los diseños más comunes, aunque hoy solo se instalan el de rosa y el de tabletas. No vamos a hablar de otras variedades como las hexagonales Guadí o las de empedrado tradicional que se han puesto en el Barri Gòtic. Hoy por hoy, estas son las más importantes:
Tradicionalmente, se ha atribuido el diseño al famoso arquitecto Josep Puig i Cadafalch. Esto se debe a que los panots de la Casa Ametller son similares a este diseño. Sin embargo, sí hay algunas diferencias de relieve y, lo más importante, no hay constancia documental. Hoy este es un diseño muy común en las calles de Barcelona.
El panot de tabletas cuenta con dos grandes virtudes. En primer lugar, se puede construir a trozos pequeños sin que se note la diferencia. En segundo lugar, se facilita la evacuación de agua, uno de los aspectos fundamentales para evitar problemas.
Este diseño intenta conjugar la funcionalidad del panot de tabletas con el atractivo del panot de rosa. Aunque no es el más común, no es demasiado difícil localizarlo en las calles de Barcelona.
El panot de ensaimada, denominado así por su forma concéntrica que recuerda a ese bollo mallorquín, es poco común. En cualquier caso, es importante decir que hoy ya no se instalan en el pavimento de la ciudad.
El panot de calavera es otro de los diseños que han sido abandonados y que ya no se restauran. Si bien podía parecer tenebroso, la mayoría de los barceloneses se acabaron acostumbrando.
La instalación de esa tipo de baldosas está asignada a fabricantes especializados. Hay que decir que estos son pocos, porque el Ajuntament de Barcelona solo trabaja con empresas con experiencia en el sector. Este es el caso de Mosaics Torra, que proporciona losetas, panots y baldosas Gaudí. No menos importante es la labor de restauración, que en el pavimento de Barcelona es fundamental.
Si quieres comprar baldosas hidráulicas, Mosaics Torra es una opción interesante por varios motivos. En primer lugar, porque somos fabricantes. Por otra parte, porque nos encargamos de la instalación. Finalmente, porque podemos restaurar edificios públicos porque contamos con el know how.
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